No. La capacidad que puedan tener las
madres, los padres y la familia en general para promover de forma adecuada el
desarrollo psicológico y físico de los niños o niñas, aun en medio de las
tensiones y preocupaciones derivadas de la situación de pobreza, no dependen
necesariamente de los recursos económicos del hogar. Muchas familias, a pesar
de las dificultades que deben afrontar en la vida diaria por la falta de
recursos económicos, son capaces de crear un clima afectivo cariñoso y cálido
dentro del hogar y logran favorecer positivamente el desarrollo psicosocial de
los niños. Esto sucede cuando existe una relación cálida, de aceptación hacia
los hijos, un clima afectivo positivo, una estabilidad en las relaciones
familiares, una intencionalidad de estimulación y una educación de los niños.
Pero nadie es autosuficiente en la crianza de sus hijos. Si bien se reconoce
que la mayoría de las familias saben criar a sus hijos, los estimulan y los
quieren, los padres y las madres necesitan la ayuda de las instituciones,
públicas o privadas, para la crianza y el desarrollo infantil.
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