domingo, 1 de julio de 2012


El desarrollo psicosocial de tu bebé





Las primeras experiencias sociales de los niños con sus familiares; madres, padres, abuelos, hermanos, son esenciales para el desarrollo psicosocial de un individuo. Varios autores (véase, por ejemplo Erikson, Erik http://www.psicologicamentehablando.com/erickson-y-las-8-etapas-del-desarrollo-humano/) sostienen que las primeras etapas del desarrollo de un niño definirán el éxito o fracaso en el futuro del individuo. De acuerdo con estas afirmaciones, las primeras etapas del desarrollo psicosocial influirán de manera categórica en el rendimiento escolar del niño, en su capacidad para participar en la sociedad, y en su manera de relacionarse con los demás.


Se entiende por desarrollo psicosocial el proceso de transformaciones que se dan en una interacción permanente del niño o niña con su ambiente físico y social. Este proceso empieza en el vientre materno, es integral, gradual, continuo y acumulativo.


El desarrollo psicosocial es un proceso de cambio ordenado y por etapas, en las que se alcanzan, en interacción con el medio, niveles cada vez más complejos de movimientos y acciones, de pensamiento, de lenguaje, de emociones y sentimientos, y de relaciones con los demás. En este proceso, el niño o niña va formando una visión del mundo, de la sociedad y de sí mismo, al tiempo que adquiere herramientas intelectuales y prácticas para adaptarse al medio en que le toca vivir y también construye su personalidad sobre las bases del amor propio y de la confianza en sí mismo.

Importancia de un buen desarrollo psicosocial



La autoestima, la autoconfianza y la capacidad de amar, tienen sus raíces en las experiencias vividas durante la infancia en el seno familiar


El objetivo de buscar un óptimo desarrollo psicosocial en el niño, es que este pueda desplegar al máximo sus capacidades y potencialidades. De manera que en el futuro, tenga un conocimiento crítico de la realidad, así como la habilidad para participar activamente como miembro de la sociedad.

Se ha comprobado que la autoconfianza, la autoestima, la seguridad, la capacidad de compartir y amar, e incluso las habilidades intelectuales y sociales, tienen sus raíces en las experiencias vividas durante la primera infancia en el seno familiar. En un hogar donde se respira un ambiente de cariño, de respeto, de confianza y de estabilidad, los niños o niñas se crían y se desarrollan psíquicamente más sanos y seguros, y se relacionarán con el exterior de esta misma forma, con una actitud más positiva y constructiva hacia la vida.

Las personas las personas exitosas no necesariamente son aquellas que obtuvieron las mejores calificaciones en la escuela, es decir la capacidad intelectual no es pronóstico de un óptimo desempeño personal y social, es necesario demostrar también otras competencias personales propias de la inteligencia emocional. El desarrollo psicosocial influirá significativamente en las oportunidades educativas, laborales y sociales que el niño o niña puede tener en el futuro.

Proceso del desarrollo psicosocial del niño


Durante este proceso, el niño comienza a formarse una imagen del mundo, de la sociedad, y de sí mismo. A través de interacciones con el medio ambiente y de relaciones con otras personas, el infante va adquiriendo las herramientas intelectuales que necesita para adaptarse al medio en que le toca vivir.
A través de estas interacciones (con padres, familiares, etc.) el pequeño se enfrenta con niveles cada vez más complejos de pensamiento, lenguaje, e inteligencia emocional; esta evolución en su desarrollo le permite sentirse capaz, independiente y solidario. Poco a poco, el niño va construyendo su propia personalidad con lo que ha aprendido de su entorno.

Influencia de la familia en el desarrollo del niño


Las experiencias de los niños o niñas facilitan las funciones motora, socioemocional e intelectual. Es fundamental, a través de las interacciones con sus padres, que los niños o niñas lleguen a confiar en sí mismos, sentirse capaces, independientes y solidarios y que vayan aprendiendo gradualmente a comunicarse por medio del lenguaje, a socializar, a aprender a compartir e incorporar valores morales a su comportamiento cotidiano. Las primeras etapas del desarrollo son básicas para el futuro del niño o niña e influyen para toda la vida en su relación con los demás, en el rendimiento escolar, y en su capacidad para participar activamente en la sociedad.

Erik Erikson plantea etapas del desarrollo psicosocial. Según este autor son ocho las etapas en el desarrollo psicosocial del ser humano.

Teoría psicosocial



Erik Erikson elaboró una Teoría del desarrollo de la personalidad a la que denominó "Teoría psicosocial". En ella describe ocho etapas del ciclo vital o estadios psicosociales (crisis o conflictos en el desarrollo de la vida, a las cuales han de enfrentarse las personas):
  1. Confianza Básica vs. Desconfianza (desde el nacimiento hasta aproximadamente los 18 meses). Es la sensación física de confianza.
  2. Autonomía vs. Vergüenza y Duda (desde los 18 meses hasta los 3 años aproximadamente). Esta etapa está ligada al desarrollo muscular y de control de las eliminaciones del cuerpo. El niño empieza a experimentar su propia voluntad autónoma experimentando fuerzas impulsivas que se establecen en diversas formas en la conducta del niño, y se dan oscilando entre la cooperación y la terquedad, las actitudes de los padres y su propio sentimiento de autonomía son fundamentales en el desarrollo de la autonomía del niño. 
  3. Iniciativa vs. Culpa (desde los 3 hasta los 5 años aproximadamente). La tercera etapa de la Iniciativa se da en la edad del juego, el niño desarrolla actividad, imaginación y es más enérgico y locuaz, aprende a moverse más libre y violentamente, su conocimiento del lenguaje se perfecciona, comprende mejor y hace preguntas constantemente; lo que le permite expandir su imaginación.
  4. Laboriosidad vs. Inferioridad (desde los 5 hasta los 13 años aproximadamente). Es la etapa en la que el niño comienza su instrucción preescolar y escolar, el niño está ansioso por hacer cosas junto con otros, de compartir tareas, de hacer cosas o de planearlas, y ya no obliga a los demás niños ni provoca su restricción.
  5. Búsqueda de Identidad vs. Difusión de Identidad (desde los 13 hasta los 21 años aproximadamente). Se experimenta búsqueda de identidad y una crisis de identidad, que reavivará los conflictos en cada una de las etapas anteriores; los padres de los adolescentes se verán enfrentando situaciones nuevas que serán un nuevo reto para su misión orientadora. 
  6. Intimidad frente a aislamiento (desde los 21 hasta los 40 años aproximadamente). La intimidad supone la posibilidad de estar cerca de otros ya que posees un sentimiento de saber quién eres, no tienes miedo a “perderte” a ti mismo, como presentan muchos adolescentes el joven adulto ya no tiene que probarse a sí mismo.
  7. Generatividad frente a estancamiento (desde los 40 hasta los 60 años aproximadamente). Periodo dedicado a la crianza de los niños. La tarea fundamental aquí es lograr un equilibrio apropiado entre la productividad y el estancamiento.
  8. Integridad frente a desesperación (desde aproximadamente los 60 años hasta la muerte). Esta es la última etapa. En la delicada adultez tardía, o madurez, la tarea primordial es lograr una integridad con un mínimo de desesperanza.

¿Son menos exitosos los niños que vienen de hogares desfavorecidos?


No. La capacidad que puedan tener las madres, los padres y la familia en general para promover de forma adecuada el desarrollo psicológico y físico de los niños o niñas, aun en medio de las tensiones y preocupaciones derivadas de la situación de pobreza, no dependen necesariamente de los recursos económicos del hogar. Muchas familias, a pesar de las dificultades que deben afrontar en la vida diaria por la falta de recursos económicos, son capaces de crear un clima afectivo cariñoso y cálido dentro del hogar y logran favorecer positivamente el desarrollo psicosocial de los niños. Esto sucede cuando existe una relación cálida, de aceptación hacia los hijos, un clima afectivo positivo, una estabilidad en las relaciones familiares, una intencionalidad de estimulación y una educación de los niños. Pero nadie es autosuficiente en la crianza de sus hijos. Si bien se reconoce que la mayoría de las familias saben criar a sus hijos, los estimulan y los quieren, los padres y las madres necesitan la ayuda de las instituciones, públicas o privadas, para la crianza y el desarrollo infantil.